Los actores Ramón Langa y Óscar Ladoire, invitados de excepción en la presentación de “Soy heterosexual, con perdón”

La nueva e irreverente novela de Atlantis, “Soy heterosexual, con Perdón” de Juan Carlos Ordóñez, se presentó ayer en la Asociación de Escritores y Artistas Españoles (AEAE) de mano de nuestro editor, J. D. Álvarez, y del actor Ramón Langa, conocido por todos, entre otros trabajos, por poner la voz en castellano a Bruce Willis.

El artista y maestro de doblaje Juan Carlos Ordóñez (el personaje de Hutch en “Starky y Hutch” y el mismísimo Gran Héroe Americano le deben su acento en español) es el autor de una novela que sorprende, divierte y engancha. Quizás por ello diversos nombres de la escena interpretativa nacional como Óscar Ladoire no quisieron perderse este acto para rendir a un maestro y conocer de primera mano su última inquietud literaria.

El propio Langa ha dicho sobre la novela:

“(…) tienes entre tus manos un libro que te sorprenderá. (…) Entre sus páginas encontrarás el galimatías más inteligible, la más clara oscuridad y la más delirante de las razones. (…) se te pondrá el mundo del revés y darás con verdades ocultas, inconfesables y… (…) un derroche de perspicacia y mordacidad. Pasarás de tener los ojos aguachinados por la emoción y la ternura a una catara de lágrimas. Saboréalo por que lo vas a disfrutar”.

Sinopsis de la obra:

Heterosexual, algo cocainómano, aficionado al sexo, hiperimaginativo, insomne, sencillo y complejo. Así es Hermes, el protagonista de esta historia delirantemente divertida al que acompañan unos amigos muy peculiares y heterogéneos: un mendigo intelectual, un fetichista, un estafador, una princesa, un hombre inmortal, una extraña ladrona, un artista de calle… con los que vive situaciones surrealistas y fantásticas.

Soy heterosexual, con perdón es una novela marcada por el contraste entre el carácter hilarante de cada peripecia y la dureza, incluso trágica, de situaciones que, aparentemente lejanas, inconscientes de ello, llevamos pegadas al alma.

La vida nunca está en reposo. El ser humano, en descanso absoluto, por dentro es un ajetreo: sangre que viaja, células infatigables… Y qué misterio los sueños. Unos se evaporan rápido de la memoria frente a las pesadillas que permanecen intactas como una cicatriz tatuada. La sorpresa es una constante en este libro que engancha, en el que cada página nos arrastra a la siguiente página.

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