Juan Solaz nace en Madrid en la triste España de los años cuarenta, cuarto hijo de una familia de clase media en la que no abundan ni los libros ni la música. Tras diez años en un colegio de frailes tridentinos llega a la Universidad sin demasiadas cicatrices aparentes y acaba licenciándose en Derecho sin especial vocación para ello. Durante más de cuarenta años trabaja como abogado en la Asesoría Jurídica de una gran empresa de ámbito internacional con la que deambula por medio mundo. Liberal tirando a jacobino, agnóstico por no decir ateo, colchonero de pura cepa como buen amante de causas perdidas y casado con la misma mujer desde hace más de cincuenta años, es padre de dos hijos y abuelo tardía de dos nietos que le encantan y agotan.

Mientras se acerca a trompicones a una vejez inexorable, confirma lo que ya intuía desde niño: que lo que de verdad le gusta es contar historias, charlar con los amigos alrededor de una taza de café, cantar sin saber hacerlo y aprender cosas inútiles mientras contempla con una mezcla de estupor, ironía y nostalgia este mundo que nos ha tocado vivir. Tras publicar en Atlantis dos novelas Persta Invicta Venus y Volar, tal vez soñar, y dos libros de relatos breves o no tanto, El yacaré azul y El tiempo, el implacable, se atreve ahora con El aliento del mal a hacer su primera y peculiar incursión en el género negro rural.