Tuvo la suerte de acceder a cursar estudios como becario. El bachiller era de tipo científico (bachiller laboral), pero siempre tuvo la inquietud por la narrativa, debido a que su imaginación y el apoyo del profesor de literatura le empujaron a ello.

Le gustaba tomar nota de lo que los mayores contaban cuando se reunían en invierno alrededor de la lumbre de la chimenea.

El trabajo de profesor de autoescuela, también influyó en captar ideas provenientes de alumnos y alumnas, lo cual hacía que anotara en un bloc de notas.

Al llegar la jubilación, el tiempo libre lo comenzó a llenar escribiendo todo aquello que tenía archivado en una carpeta o simplemente en su memoria.