Normal
0
21

false
false
false

MicrosoftInternetExplorer4

/* Style Definitions */
table.MsoNormalTable
{mso-style-name:»Tabla normal»;
mso-tstyle-rowband-size:0;
mso-tstyle-colband-size:0;
mso-style-noshow:yes;
mso-style-parent:»»;
mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt;
mso-para-margin:0cm;
mso-para-margin-bottom:.0001pt;
mso-pagination:widow-orphan;
font-size:10.0pt;
font-family:»Times New Roman»;
mso-ansi-language:#0400;
mso-fareast-language:#0400;
mso-bidi-language:#0400;}

Florián Recio (Almendralejo, Badajoz, 1962) usa la literatura como vereda por la que salir indemne de sus venganzas. En su primer libro, La extraña familia de la que te hablé (2002), se sirvió del relato breve para engañar a Juan Manuel de Prada y robarle una novela que aún hoy duerme en el cajón de los hijos sin dueño. Envalentonado sin duda por el resultado de esta hazaña, en su siguiente obra, Yo maté a Joaquín Sabina (2003), la emprendió a golpes con el cantante y casi le mata de no haber mediado el diablo, crimen que debió saberle a poco puesto que, en 2004, con Muertes Impares, mató, ahora sí, a todo un Nabucodonosor y al mismísimo John Lennon.

 Con este dilatado currículum de faltas, agravios y crímenes, se presenta ahora con una Teoría del fracaso que es como el purgatorio donde limpian sus pecados los tipos que llegan al crimen por no saberse conformar con un vivir sin excelencias.