Enrique Casas nació en 1966 en el castizo barrio de Chamartín, de padres madrileños y ascendencia catalana y manchega. No fue un aventajado estudiante, siendo más autodidacta que académico. Ha trabajado para la banca, televisión, servicios sociales, como diseñador gráfico y programador informático, entre otros.

Fue precisamente esa labor creativa de la programación la que le condujo a afrontar el reto de transmutar los números en letras con objeto de cambiar la aplicación informática por la novela como criatura a gestar.

Practica el motociclismo desde la infancia, la aviación en las disciplinas de vela y autogiros ULM y el submarinismo cuando surge la oportunidad.

En referencia a otras inquietudes ha estado especialmente interesado en todo lo relacionado con el ocultismo desde que hace no pocos años vivió algunas experiencias más allá de lo científicamente explicable.