Su seudónimo es Edmundo Mishkin, Edmundo por el Conde de Montecristo de Dumas, Mishkin por el idiota de Dostoyevski. Desde hace 12 años está retirado del ambiente laboral por padecer una incordiante enfermedad reumática. Desde la infancia su amor por los libros y la literatura ha sido apasionado, es un lector vicioso que jamás se harta de leer. Escribir lo he hecho siempre, pero jamás se lo tomó como una posible profesión con la que intentar ganarse el sustento, otras ocupaciones requerían su tiempo y el restante lo utilizaba en devorar libros y escribir. Su vida ha sido bastante corriente, como la de cualquier hijo de vecino a no ser que sea James Bond. Le gusta escribir sobre cosas y gentes corrientes, esas y esos que con su cotidianidad construyen el día a día y al fin y al cabo, la vida en sí.